Jesús Alberto Castillo (*)
La denominada sociedad global y tecnológica no escapa del proceso de desinformación en millones de personas que interactuan por las redes sociales. Es un fenómeno que alarma mucho frente al interés de poderosos grupos por fortalecer su hegemonia comunicacional en los diversos espacios de los ciudadanos. Desde la mitad del siglo pasado muchos teóricos de la comunicación, como los de la Escuela de Frankfurt, advirtieron que la humanidad estaba irremediablemente condenada al control y manipulación de los medios de masas en medio de una sociedad cada vez más consumista y tecnificada.
Frente a esta amenaza las escuelas de periodismo deben hacer un esfuerzo titánico por redefinir sus programas curriculares y profundizar la formación deontológica de los estudiantes. Se trata de robustecer a los futuros profesionales de la comunicación social en valores éticos para divulgar la verdad y evitar que incurran en prácticas mercantilistas con los poderes constituidos, ocultando los hechos o favoreciendo los interwses del proyecto político dominante. Es por ello que hacemos referencia a la fórmula "VER" en Periodismo, cuyas siglas significan Verdad, Ética y Responsabilidad.
Respetar la verdad implica que el periodista debe contrastar permanentemente las fuentes, no utilizará material falso o engañoso y se verá obligado a rectificar cuando cometa un error informativo. No pretenderá ser el centro de atención de los hechos noticiosos, como algunos suponen, sino ser el intermediario entre la noticia y los ciudadanos. Debe tener presente que la verdad informativa no es absoluta sino una aproximación de la realidad. Por tanto, no ha de conformarse con lo que le digan m, debe ir más allá con su habilidad investigativa y capacidad de análisis de los hechos que va descubriendo para presentar una relación más acabada de la información que pretende divulgar.
La ética implica que el periodista defenderá a todo riesgo su derecho a investigar los hechos y a difundir con honestidad la información a la opinión pública. Para ello debe proteger sus fuentes y garantizar el derecho de los ciudadanos a estar informados. También tratará de distinguir sus informaciones de opiniones y publicidad para no distorsionar la labor periodística. Por otro lado, y es medular para su ejercicio profesional, no aceptará retribuciones por falsear la verdad o direccionar opiniones a favor de un determinado proyecto político y económico. Tampoco se aprovechará de pautas financieras para ocultar hechos que afectan o son del interés de los ciudadanos.
Por último, la responsabilidad de un periodista se centra en que será objeto de una sanción por su labor profesional frente a terceros. Por tanto, respetará durante su ejercicio profesional los derechos al honor, intimidad, reputación, imagen, juventud e infancia de las personas y estará consciente de que serán permitidas determinadas informaciones en la vida privada mientras prive el interés público. De lo contrario, sin consentimiento del afectado está prohibido difundir cualquier información. Por tanto, asume las consecuencias que se derivan de tales prácticas. En fin, el buen periodista se regirá por la verdad, la ética y la responsabilidad, tomando en cuenta que todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario y evitará toda forma de discriminación ante las personas que aborda.
(*) Presidente del Tribunal de Ética y Disciplina del CNP-Seccional Sucre.
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