Tres jóvenes venezolanos narran su amor por las matemáticas



Daniela Bracho
Panorama.com

A los seis años, Wemp Pacheco aprendió a calcular la raíz cuadrada, porcentajes y fracciones en primer grado. Estudiaba en el colegio Calicantina, en Maracay. Era el más aventajado de su clase con los números. Deseaba resolver todos los misterios del universo a través de las matemáticas. Ese camino llevó al mayor de dos hermanos a ganar la medalla de oro en la edición número 17 de la Olimpiada Matemática de Centroamérica y el Caribe (OMCC), realizada en México en junio.
“Recuerdo que resolvía todo muy rápido, en cinco minutos. Mis padres se confabularon con mis profesores para que me dieran material adicional a las clases normales y no aburrirme. Me la pasaba sacando cuentas, era mi pasatiempo”, relató a PANORAMA el estudiante de cuarto año de bachillerato.
En la olimpiada participó junto a la zuliana Amanda Vanegas, de 16 años, quien ganó plata en la competencia, y el caraqueño Iván Rodríguez, de 15, quien se trajo a casa la medalla de bronce.
El destino de Amanda parecía claro con sus padres ejerciendo la medicina, “fue toda una sorpresa cuando en cuarto grado gané una medalla de plata en una competencia regional, sin estudiar. Ese momento despertó mi amor por los números y comencé a prepararme para participar en olimpiadas”, contó la zuliana de 16 años, quien desde quinto grado ha participado formalmente en competiciones regionales y nacionales.
Para Iván, caraqueño de 15 años, las matemáticas se vuelven cada vez más interesantes, “desde que participo en olimpiadas, resolver problemas ha sido entretenido. Competir en ellas me ha acercado mucho más a esta disciplina. Es una excelente oportunidad de fomentar el gusto por las matemáticas desde pequeños”.
El equipo fue guiado por el jefe de la delegación, José Nieto, profesor titular de la Universidad del Zulia y la tutora, Estefanía Ordaz, licenciada en Matemática por la Universidad Simón Bolívar.
La tutora Estefanía Ordaz, Wemp Pacheco, Amanda Vanegas, Iván Rodríguez
y el profesor José Nieto, jefe de la delegación



“Fueron dos meses de preparación antes de partir a la competencia”, detalló Ordaz, enviando a los estudiantes ejercicios y problemas vía correo electrónico, “y justo antes de viajar a México, hicimos un entrenamiento intensivo de una semana en el Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic). El trabajo fuerte lo tuvieron que hacer ellos, estudiando cada uno en su ciudad natal”.
La matemática es parte de la rutina de estos jóvenes, dedican al menos cinco horas diarias a entrenar, “es muy importante saber organizar el tiempo, para practicar y además cumplir con los deberes de las clases”, expresó Iván, quien además aprovecha los fines de semana si tiene algo pendiente para practicar.
Esta es la segunda vez que el equipo participa en olimpiadas centroamericanas, que duró dos días y constó de dos pruebas escritas, tres problemas cada una. Este 2015 compitieron 16 países, y en la tabla de resultados, Venezuela compartió el segundo lugar con Puerto Rico, con 95 puntos, por debajo de México, que sumó 110.
Wemp sostuvo que, a pesar de los inconvenientes, se sintieron excelente con el reto, “particularmente tuve varios tropiezos durante la primera prueba, leí mal el enunciado de unos de los problemas por los nervios que sentía, luego en otro problema tenía toda la solución en la hoja y me fui por otro camino. El segundo día estaba seguro y no cometí esos errores”. Manejar la presión no es fácil, afirmó Amanda, “pero es algo que debemos ir trabajando desde ya, al principio estaba muy nerviosa, no estaba segura de conseguir alguna medalla”. Iván refirió que lo importante no es confiarse demasiado, “pero sí hay que sentirse seguro de sí mismo y del entrenamiento que se ha tenido”.



En el salón de clases, Iván se caracteriza por despejar las dudas que pudiesen tener sus compañeros de noveno grado, también por “ayudar a practicar a mis compañeros que iban a las olimpiadas antes que yo, de esta manera siempre compartíamos ideas sobre resolver problemas”; mientras que Wemp es el alumno que resuelve esos problemas ‘imposibles’ formulados por su profesor, “una vez me tocó resolver un ejercicio en clase que nadie más lo había podido hacer. Cuando pasé al pizarrón nadie entendió nada. Se armó una pitadera y un escándalo porque el profesor no había explicado lo que yo utilizaba, me adelanté”.
“Mis amigos del colegio siempre me han apoyado mucho, cuando me fui a México me hicieron llorar con una despedida bellísima y cuando regresé a Maracaibo, me recibieron en el aeropuerto”, contó  Amanda.
Pero la vida de estos ‘pequeños genios’ no solo gira en torno a cálculos y competencias. Las series, la literatura entretiene a Wemp cuando no está estudiando, “estoy leyendo ahora el primer volumen de En busca del tiempo perdido de Marcel Proust” e Iván pasa hora con videojuegos cuando no tienen un problema matemático entre manos, “aunque me consumen mucho tiempo es importante distraerse y mantener la mente fresca”, aseguró este último, mientras que Amanda practica natación, siempre “hay tiempo para todo, también me gusta leer y compartir los fines de semana con mis amigos”.
Ceremonia de premiación en México



Además de las matemáticas, la física es otra de las cátedras favoritas de Iván  porque “es muy interesante ver cómo es posible predecir y explicar lógicamente los procesos de la naturaleza utilizando la matemática y la lógica como herramientas”, aspecto en el que coinciden Amanda y Wemp, quien además lee desde pequeño artículos científicos sobre astronomía.
¿Qué son las matemáticas? Para Iván “son una forma de dejar fluir la mente y poder expresar mis ideas sobre los temas tan amplios que abarca. Algunos piensan que las matemáticas son algo mecánico, pero como todas las ciencias hace falta mucho ingenio y creatividad para poder resolver un problema. En un mundo que esconde muchos misterios sin resolver, la matemática y los distintos teoremas son herramientas útiles para científicos e ingenieros ya que nos muestran cosas que siempre, sin importar que, se cumplen y se cumplirán. La ciencia es para mí un arte”.
Amanda reconoce que se necesita mucho empeño, dedicación y paciencia para estudiar esta ciencia, “pero la sensación cuando resuelves un problema especialmente difícil, los viajes y los amigos que haces, hace todo valga la pena. Así como a mucha gente les fascina la música o el deporte, a mí me gusta la matemática, me parece bonita y perfecta”.
“Es mi área de dedicación por vocación. No es que se pueda desvincular a las matemáticas con facilidad, porque se relacionan con todo. Así que ‘ellas’ son todo para mí”, recalcó Wemp.
José Nieto, profesor emérito de LUZ y jefe de la delegación en la olimpiada, indicó que “hay muchos jóvenes venezolanos, y en particular zulianos, con talento para la matemática y también para otras disciplinas científicas, deportivas y artísticas. Lo que hace falta son oportunidades como ésta para que descubran su talento particular y lo desarrollen al máximo”.
Su corta edad no les impide volar alto. Las oportunidades para crecer profesionalmente son infinitas. Toda su preparación tiene un solo norte, “mi sueño es estudiar Matemática pura en el MIT y dedicarme a la investigación en matemática. Como profesional quiero ganar la Medalla Fields, el honor máximo que se confiere a un matemático”, resaltó Wemp; Amanda, quien pronto cursará cuarto año de bachillerato, aún se debate entre la ingeniería mecánica o eléctrica e Iván evalúa estudiar Matemática o Física, “sea cual sea quiero alcanzar el éxito como profesional, nunca dejar de observar y estudiar, siempre habrán cosas nuevas por aprender y descubrir”.

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