Desarme y difusión de valores son las claves antiviolencia en el país

Foto: PANORAMA

Ángel Mendoza Zabala / amendoza@panodi.com

Criminólogos apuntan a la difusión de campañas de valores y convivencia ciudadana, y a la organización comunitaria para enfrentar al hampa.
“La experiencia del desarme compulsivo de Brasil puede ser replicada en Venezuela”, sostiene Andrés Antillano, docente de la Universidad Central de Venezuela.
Deben caminar de la mano la prevención y la represión para garantizar que se disminuya la violencia en Venezuela, según estiman expertos en criminología. El desarme de la población civil y una reforma del sistema de justicia es prioridad.
 El informe 2014 del Observatorio Venezolano de Violencia (OVV) ubicó al país como el segundo en tasa de homicidios, con una cifra que “oscila entre 58 y 102 por cada mil habitantes”.
 El analista de la teoría criminológica, Fermín Mármol García, apunta a la educación, a la difusión de valores de convivencia ciudadana. “Una campaña de difusión, masiva, de valores ciudadanos, de convivencia, debe ir de la mano con el plan de desarme de la población civil”, asegura.
“Una campaña de difusión, masiva, de valores ciudadanos, de convivencia, debe ir de la mano con el plan de desarme de la población civil”
Fermín Mármol García
Criminólogo, analista del fenómeno de la violencia
 Mármol sugiere no solo el desarme voluntario, que ha rendido algún fruto, sino que clama por el  desarme forzoso. “No se trata solo de que la gente, voluntariamente, entregue un arma y reciba un incentivo. También que quienes no quieran hacerlo de esa forma sean desarmados por el Estado”, señala.
“Se trata de problemas estructurales— argumenta por su parte el también criminólogo Andrés Antillano— : la miseria, el descontrol de las armas, la violencia de género y doméstica y la violencia policial que ha crecido en los últimos años. Si tú mezclas todos esos elementos te encuentras una situación que no es fácil de cambiar.
Hay que priorizar el sistema de justicia, que castiga delitos menores y no los vinculados con la violencia física”.
 Omar Arenas Candelo
 “Reformar el sistema de justicia”
Una experiencia de más de 50 años como estudioso del fenómeno criminal, lleva a afirmar al juez retirado y profesor de Criminología de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Omar Arenas Candelo, que “como el origen del 92% de los delitos que se comete tiene una motivación económica, por allí debe comenzar la atención. Generar un modelo que permita que mayor cantidad de gente tenga más acceso a cubrir sus necesidades básicas. A menor miseria, menor violencia”, asegura.
Arenas, tras 48 años como docente —y fundador— de la cátedra en la universidad capitalina, asevera que hay que ir a una reforma del sistema judicial. “Un juez gana muy poco, con toda la responsabilidad que lleva en sus hombros. Eso inclina la balanza a querer corromperse”, afirma quien fue juez penal durante más de 20 años.
El experto hace hincapié en que   “un 92% de los delitos que se cometen en Venezuela tiene un origen económico. El 8% restante se divide entre delitos de corrupción y delitos pasionales, que son muy pocos. El delincuente juvenil ve que el político está inmerso en casos de corrupción y no se castiga, y eso genera un pésimo efecto: se dicen: ‘Si ellos pueden, y no les pasa nada, yo haré lo mismo y tampoco me pasará”, afirma Arenas.
  Meterle el frente al tema de las armas también es una de las claves que menciona el criminólogo. “Hay que ir, obligatoriamente y necesariamente, a intensificar el desarme de la población civil. Aquí todo el mundo está armado, y eso es sumamente peligroso”, explica el hoy retirado juez penal y docente universitario.
 Andrés Antillano
“Priorizar la acción de la justicia”
Vinculado a la enseñanza de la criminología y la psicología social, Andrés Antillano ha formado parte de varias comisiones gubernamentales que han estudiado el fenómeno de la violencia en Venezuela. En búsqueda de respuestas, analiza que es necesario “priorizar el sistema de justicia. Las policías en Venezuela no investigan, no esclarecen casos, y tienen un muy poco grado de credibilidad. Hay que enfocar los mayores esfuerzos del Estado a enfrentar los delitos que impliquen violencia”, afirma.
 “Las cárceles están llenas de delincuentes comunes. La cifra pasó, de 12.000 presos en 1998, a más de 70.000 en la actualidad. Pero la mayoría está vinculada con delitos simples, el delito que implica violencia queda, regularmente, impune. Hay que priorizar el sistema penal”, sostiene. 
 Antillano propone además regular el mercado de armas. “Hay que diferenciar bien el porte de la tenencia”, dice. Muestra el ejemplo de Brasil como replicable en Venezuela. “En Brasil establecieron que alguien podía tener un arma de fuego pero que no podía portarla en público. No puedes salir con un arma de tu casa. Eso redujo, en un primer lugar, la violencia, con cifras importantes”, dice. 
Completa con la necesidad de atender a la población más joven. “Deporte y cultura han dado resultados. Pero hay que desarrollar políticas inclusivas de empleo”. Ofrece una cifra: “La tasa de desempleo de menores de 30 años duplica a la tasa general. Eso es grave porque un muchacho desocupado, en una zona popular, puede ser captado por redes criminales”, afirma. 
Luis Izquiel
 “Reinventar el sistema penitenciario”
El investigador de las ciencias criminológicas, Luis Izquiel, cree que debe “reinventarse el sistema penitenciario. No tenemos, en Venezuela, estructuras  ideadas para que los reos puedan reinsertarse en la sociedad, sino fábricas de delincuentes”, argumenta. “Si se quiere reducir la inseguridad, hay que reinventar el sistema penitenciario”. 
Izquiel afirma que, en paralelo, hay que cambiar el perfil del policía. “Las policías han perdido su operatividad, y eso hay que revertirlo. El agente policial gana muy mal, podemos hablar de unos Bs. 11.000 al mes. un muy bajo sueldo para alguien que arriesga su vida enfrentando al hampa”, dice 
 Y aunque la pérdida del poder adquisitivo del venezolano no debe ser usada como excusa para que un policía se dedique a delinquir, las cifras que manejan los especialistas son concluyentes. “Entre un 15% y 20% de los delitos que se cometen en Venezuela involucran la participación de un policía”, agrega. 
Ese factor es preponderante en un hecho fundamental: el venezolano promedio no cree en las policías, lo que incrementa las cifras negras. “Hay una serie de delitos que no son denunciados. El  secuestro es el primero.
El robo, también. Se denuncia el robo de un carro, por ejemplo, por el tema del seguro, por un trámite administrativo. El robo de un celular se reporta a la operadora telefónica”, sostiene.
“Las policías deben recuperar la credibilidad de la gente volviendo a los barrios. En Brasil se instalaron módulos policiales favela arriba. Eso es necesario que se haga. Que el Estado vuelva a los sectores populares abandonados por las policías”, sostiene.

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