Ángelo Rosati asegura que hace todo lo posible por buscar en tiendas u otros
talleres en el interior del país | Foto: Omar Véliz
Angelo Rosati afirma que es difícil conseguir repuestos
originales y que los genéricos están caros
El Nacional
Cuando se le pregunta a Ángelo Rosati cuál es el
producto que más le hace falta en este momento para atender las tareas de su
taller mecánico, responde: “Aquí hace falta de todo”. Asegura que nunca había
tenido una situación tan difícil por la escasez de repuestos y productos como en
estos últimos meses. “Y no solo es que no se consiguen los materiales, sino que
todo está carísimo”.
Rosati -con la planilla de la declaración de
impuestos en la mano- cuenta que cuando compara el ingreso que obtuvo en agosto
de 2012 con respecto al mismo mes en 2013, comprueba que sus ingresos han caído
70%. Agosto es un buen marcador para los mecánicos porque es cuando llegan más
clientes, que aprovechaban las vacaciones escolares para hacer reparaciones o el
mantenimiento preventivo del vehículo. “Pero este año todo ha cambiado y se ha
venido abajo”, afirma.
En el día a día los inconvenientes comienzan por
lo más simple: el mantenimiento preventivo de los carros. “Cuando llega un
cliente se encuentra con que no hay filtros originales desde hace meses, están
los genéricos y algunos dicen que no tienen la misma calidad”. Seguidamente,
debe explicarle a los clientes que cada lunes le llegan los lubricantes pero con
10% de aumento. “Lo que costaba 80 bolívares en enero de este año ya está
alrededor de 300 bolívares”. Los filtros de aire suben constantemente de precio
aun cuando no son originales, los cuales desde hace mucho tiempo no se
consiguen.
Para dar una idea del alza de los lubricantes
señala que la marca importada -que es la que prefieren los clientes ante la baja
calidad de los nacionales- cuesta 275 bolívares el litro al por mayor y 289
bolívares al detal. “Hace unos meses al colocarlo en el motor se podía obtener
una ganancia de 15 bolívares, pero con estos precios de hoy es imposible que sea
superior a 5 bolívares”, añade Rosati.
Otro de los requerimientos de los clientes es la
revisión de los frenos, precisamente uno de los insumos que más han subido de
precio y que en enero podía estar en 2.500 bolívares promedio, y ahora puede
pasar de 7.000 bolívares.
Distorsión de precios.
Rosati refiere que
la manera como tradicionalmente realizaba su oficio también se ha visto afectada
por la falta de repuestos. “Yo hago todo lo posible por buscar en tiendas u
otros talleres en el interior del país o en páginas web, pero es que todo se ha
complicado tanto. Antes, incluso, podías pagar a crédito pero ahora todo lo
tienes que pagar en efectivo para que te lo envíen si lo consigues”.
Agrega que el alza del dólar paralelo ha
distorsionado todos los precios porque la mayoría de las piezas son importadas.
Hay algunas pocas que se manufacturan en el país. Sin embargo, una de las
principales marcas que fabrica repuestos en Venezuela está paralizada porque
Cadivi no le ha aprobado divisas.
Cuenta que hace tiempo al vehículo de uno de sus
clientes se le dañó una pieza de cardan -que se utiliza como parte del árbol de
transmisión desde el motor hasta las ruedas traseras- y costaba 25.000
bolívares. A ese precio no lo podía arreglar, pero consiguió la pieza por
Internet y lo pagó con su cupo de dólares Cadivi y le costó 132 dólares que son
menos de 900 bolívares al tipo de cambio oficial.
El trabajo de latonería y pintura ha caído
también por los altos costos y la falta de materiales. “El tiner y los
diluyentes escasean porque la materia prima es importada y, aunque se ha ido
normalizando la existencia, los precios se dispararon”. Apunta que si en enero
una pieza sin golpes se podía pintar por 900 bolívares aproximadamente
actualmente cuesta 3.500 bolívares. “Muchos clientes sencillamente no pueden
pagar eso”.
Negocio de familia
Angelo Rosati heredó de su padre el negocio
familiar y aunque no tiene hijos ayuda en la manutención de su madre y hermanos.
Asegura que nunca había vivido una situación tan complicada de resolver como la
actual. “Estos son tiempos difíciles. Estas van a ser unas Navidades muy feas
porque todo está demasiado caro”.
Afirma que el negocio sale a flote porque tiene
una clientela cautiva que siempre vuelve cuando se le presenta algún
inconveniente con sus vehículos.
“Lo peor de todo este asunto es que yo también
soy consumidor y sé lo que cuesta todo. A veces viene un cliente y pide un
presupuesto y cuando uno les dice el precio ve cómo se les transforma la cara.
La verdad es que a uno le da mucha pena”, señala.
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