Recién culminado 2017, año de complejidades y retos en todos los
espacios y actividades, demos la bienvenida a 2018, lo cual no implica “año nuevo” “vida nueva, con amor y felicidad”, como expresa la canción de Billo’s,
ya que pasar la hoja del calendario no significa borrón y cuenta nueva, sino el
inicio de un período nuevo en los quehaceres propios, porque en virtud de
nuestras realidades planificamos a futuro.
El
problema se presenta cuando asumimos actitudes derrotistas con “El mito de
Sísifo”, imbuidos en la crisis
socioeconómica y sociopolítica que nos agobia por causas diversas, que hemos
expuesto y analizado, mas no justificado, pues el fracaso no admite coartadas;
admite, sí, la recuperación y esfuerzos por la reincorporación, sin ambages ni
sofismas, así como tampoco, evasión de responsabilidades, actitud muy común de
todo gobernante, cuando pretende endosar los males de su administración sobre gobiernos
anteriores o sobre situaciones endógenas, mientras muchos venezolanos menguan
por falta de asistencia médica e inanición, en desmedro de su calidad de vida.
Reflexionemos: “todo lo puedo en
Cristo, quien me fortalece” (fil 4-13).
Y, “Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen a la puerta y
les abrirán. Porque quien pide recibe”. (Mt 7, 7-9).
Para sentirse bien no es necesario recrearse en los bienes o fortunas
que podamos tener y/o disponer, sino
mantenernos activos y en alerta oportuna ante las contingencias, sin que el
miedo nos paralice.
Importante, pese a los augurios tan tétricos, este final se revitalice
a fin de recibir 2018 con todos los honores que merece, ya que tenemos
responsabilidades muy específicas e
ineludibles.
¡Feliz y bienvenido 2018! ¡Ánimo!
Bienvenido 2018!
isaimar@gmail.com
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