Planes de felicidad fueron aplicados en gobiernos totalitarios

El Viceministerio para la Suprema Felicidad Social supervisará los programas sociales | Foto: Yonny Camacho

Politólogo Luis Salamanca cree que el nuevo viceministerio evidencia fracaso de políticas sociales

El Nacional.com

La creación del Viceministerio para la Suprema Felicidad Social, anunciada por el presidente Nicolás Maduro el jueves, tiene precedentes en la historia. La idea de la felicidad para los ciudadanos ha tenido expresiones políticas en otros países. Por ejemplo, cuando el militar Idi Amín Dadá era dictador de Uganda gobernaba solía decir que él era la felicidad de su pueblo.

Su gobierno de facto es recordado por violaciones de los derechos humanos, represión política, persecución étnica, asesinatos, nepotismo, corrupción y mala gestión económica. Se calcula que durante su régimen murieron entre 100.000 y 500.000 personas.

En Zimbabwe dictador Robert Mugabe suele decir algo similar y también ha tomado medidas para lograr la felicidad de su pueblo, como cuando decidió prohibir por decreto la inflación, que alcanzó 231.000.000.000% anual, y declararla ilegal. La misma semana todos los alimentos y electrodomésticos desaparecieron del mercado. Mugabe apresó a comerciantes bajo la acusación de acaparamiento y especulación.

Fracaso. El politólogo Luis Salamanca señaló que el nuevo organismo pretende manipular emocionalmente a los ciudadanos y demuestra la ejecución del “gobierno con palabras”. Afirmó que el concepto de la suprema felicidad es vago y que si Maduro lo considera importante debió otorgarle el rango de ministerio.

“Aquí se ve una manipulación del lenguaje que busca efectos que no se logran en la realidad. Es el nominalismo iniciado por Chávez y que copia Maduro. Quiere decir que nada está funcionando en el país, ni siquiera las misiones, y evidencia el fracaso del gobierno en materia social.

Se vende la idea de que se está haciendo una gestión y se usa la semántica, cuando la vida en el país marcha por otros carriles: personas que fallecen por la inseguridad, el venezolano debe cambiar su forma de vida y su dieta según los productos que consigue; se crea más burocracia y los problemas continúan”, expresó.

Salamanca indicó que la última carta de Maduro es la discursiva y no asume la necesidad de reestructurar el Estado. Considera que la felicidad se obtendría si el gobierno cumpliese los principios establecidos en la Constitución.

Experimentos violentos
No existe una teoría filosófica sobre la “felicidad suprema”, pero en el siglo XIX hubo intentos de crear comunidades felices impulsadas por socialistas utópicos. 
Uno de los teóricos que alentó proyectos felices fue el francés Charles Fourier, quien creía que la sociedad feliz debía organizarse en “falansterios”, que eran comunidades rígidas. Allí no vivían más de 1.000 personas y todas las actividades estaban normadas, incluso el amor y el sexo.
Todos estos experimentos terminaron en escándalos, abusos de poder, violencia, robos y enriquecimiento de las autoridades de las comunas.

En el siglo XX escritores como Aldous Huxley y George Orwell dedicaron obras a abordar el asunto de la felicidad implantada desde el poder, sus libros pueden leerse como distopías. Huxley lo hizo con Un mundo feliz y Orwell con las célebres 1984 y Rebelión en la granja.

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