Cerro arriba la comida se pone más cara

Pobladores están claros en que la bodega del barrio vende más caro, pero resulve un problema de acceso a los productos bien cerca de casa y con posibilidad de "fiado"

Últimas Noticias.- "Señora María, ¿me puede dar un cubito y un sobre de base para salsa? ¿Cuánto es? Aquí tiene, gracias".

"Señor Juan, mi mamá manda a decir que me dé un sobre de sopa, un aceite y una harina para arepa y que lo cargue a la cuenta de mi tío Jorge".

"Ey, Julio, toma, mi papá te manda estos Bs 100 para que los abones a la cuenta. El viernes te paga lo que falta. Ahhh, porfa, anota una papeleta de café y una de champú".

Expresiones como estas son muy comunes en las bodegas del barrio, esos locales muy básicos a los que no llega el camión de despacho de ciertas marcas o los distribuidores mayoristas que solemos ver en las puertas de los abastos y de las grandes cadenas de supermercados.

Las bodegas operan generalmente en la parte delantera de cualquier casa del barrio ubicada cerca de la escalera o de la entrada a la vereda; no tienen razón social ni persona jurídica; tampoco gozan de beneficios tecnológicos, como una caja registradora o un punto de pago para tarjetas de débito o de crédito.

No obstante, las bodegas representan uno de los negocios más solicitados y necesarios de las barriadas que se encuentran en los alrededores de nuestra ciudad capital.
Costos elevados. En la bodega del barrio, los precios de los productos son más caros. Y mientras más alto opere en el cerro, más caros se ponen los productos.

Pero ese poquito más que se paga en el costo de los productos que se adquieren en las bodegas tiene una razón de ser.

"Cada vez es más difícil conseguir cómo abastecer la bodega. Yo no tengo quién me distribuya hasta acá y debo madrugar para buscar los productos en Quinta Crespo, Coche, con los mayoristas chinos, Makro y hasta en los supermercados", dijo la señora María en su bodega, ubicada en la parte alta de Mamera.

Un recorrido efectuado por varias bodegas de barriadas capitalinas ubicadas en Petare, Mariches, Mamera, la Cota 905 y El Valle, dejó claro que esos comerciantes la tienen cada vez más difícil para mantener operativos sus pequeños negocios.

"A nosotros no nos dan precios de negocio o de mayorista; no se consiguen bultos, así que pagamos todos los productos al precio de venta al público o con sobreprecio. Además, muchos comercios solo nos dejan llevar hasta cuatro unidades de algunos artículos", dijo Juana Posamai, quien tiene una bodega en La Bombilla Petare.

"Es difícil conseguir las cosas; tengo que ir a Makro o a los chinos, pero ellos no te venden si no eres cliente fijo; solo te venden si compras por volúmenes (grandes cantidades) y te condicionan la venta de los productos que más escasean a la compra de otros que se mueven muy poco", recalcó Jenny Molina en una bodega en La Vega.

A ese viacrucis que viven cada día los bodegueros hay que agregar los costos adicionales que deben pagar por el transporte de la mercancía hacia la puerta de la bodega.

A la carrera del taxi, que oscila entre Bs 70 y Bs 150, dependiendo de cuán cerca está el bodeguero del negocio en el que adquiera la mercancía, hay que sumarle el acarreo de todos los artículos cerro arriba. "Eso es en carretilla o a lomo y sale caro". Mientras más alto es el lugar donde opera la bodega, más alto es el precio del acarreo. "A mí me cobran Bs 50 por subirme cinco bultos y eso que estoy ahí mismito, que no hay que subir casi nada".

Los comerciantes coinciden en señalar que la gente no se queja por que vendan más caro. "Nosotros les evitamos bajar a comprar en caso de necesitar algo, especialmente en situaciones de emergencia; ellos saben todo lo que tenemos que hacer para poder ofrecerles los productos".

Abastecidísimas. La verdad es que vale la pena subir a la bodega del barrio, porque si de algo puede estar seguro es de que conseguirá de todo, hasta los productos que escasean en las grandes cadenas de supermercados, en los mercados municipales y en los abastos capitalinos.

En casi todas las bodegas visitadas había harina de maíz, margarina, harina de trigo, leche en polvo, aceite de maíz y vegetal, además de otros productos tanto de la cesta básica como de limpieza del hogar -especialmente lavaplatos- y de aseo personal. Hasta pollo y carne venden en algunas de estas bodegas; todo depende de la capacidad que tengan para almacenar en frío.

Todos señalan que los productos que más les cuesta conseguir son harina de maíz, harina de trigo, leche en polvo, margarina, aceite, huevos, arroz, atún enlatado, papel higiénico y lavaplatos. "Las cosas no se consiguen como antes; hay que buscar por todos lados y levantarse temprano".

Eso sí. Prepare el bolsillo, porque para tener esos productos "de lujo" y cerquita en el barrio, hay que bajarse de la mula.

Un kilo de harina de maíz está entre Bs 8 y Bs 12; el de harina de trigo leudante en Bs 18, un kilo de arroz no baja de Bs 10 y el de leche en polvo de Bs 35. El pollo entero está en Bs 30. La pasta oscila entre Bs 10 y Bs 12 y el medio litro de Mazeite está entre Bs 7 y Bs 9.

Los pobladores de las barriadas lo agradecen. "El bodeguero vende caro, pero tiene lo que no se consigue en los comercios normales", dijo una señora que compraba en una bodeguita de la Cota 905.

Los bodegueros explican que la gente no hace el mercado completo en estos establecimientos; "la compra grande la hacen en otros comercios; acá compran de a poquito, detalladito, llevan lo que necesitan para completar lo que requieren para el día". Otros bodegueros señalaron que los clientes acuden a ellos cuando se quedan cortos de dinero y "piden fiado".

Explican que en las bodegas se mueve bastante la venta detallada de muchos productos. "Como es para pasar la emergencia llevan dos o tres huevos (de Bs 1,50 a Bs 2 cada uno), un cubito (Bs 1,50), una papeleta de salsa (Bs 3), una toalla sanitaria (Bs 3), un rollo de papel higiénico (Bs 5) o una papeleta de suavizante (6), entre otros".

Enrejados. Todos los locales visitados trabajan entre rejas y a puerta cerrada. "A mí nunca me han asaltado, la gente acá es buena; pero hay que prevenir, porque acá está también la casa y la familia de uno", dijo una señora que atendía mientras veía la televisión y cocinaba el almuerzo.

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