Rebeldes libios arrinconan a Kadhafi





AFP

Bengasi.- Mahmud Jibril, uno de los principales responsables del Consejo Nacional de Transición (CNT, instancia política de los rebeldes), dijo que aún hay "focos" de resistencia de las tropas de Muamar Kadhafi en la capital y pidió a los rebeldes que se abstengan de toda venganza.


"Les advierto. Hay focos de resistencia localizados en y en los alrededores de Trípoli", dijo Jibril en una alocución oficial transmitida por el canal de televisión rebelde Libya al Ahrar y pidió a las tropas rebeldes que "no busquen venganza, no saqueen, respeten a los extranjeros y a los prisioneros".

"Estos desafíos son una oportunidad única en este periodo de transición, de dar vida a todos los derechos por los que luchamos", estimó Jibril.

"Deben ser prudentes. El combate no terminó. Pero si Dios lo quiere, en unas horas nuestra victoria será completa", dijo Jibril, que ejerce el cargo de primer ministro al frente del ejecutivo rebelde.

Desde tempranaos horas de la noche decenas de miles de habitantes de Bengasi invadieron este domingo por la noche las calles de la "capital" de los rebeldes en el este de Libia para celebrar el cercano fin del régimen de Muamar Kadhafi.

Un concierto de bocinazos, disparos de armas automáticas y gritos de victoria estalló en toda la ciudad al anuncio por los canales de televisión de la llegada de los rebeldes al corazón de la capital del país.

"Alá es grande", gritaba la multitud en júbilo que a medida que avanzaba la noche se reunía en la costanera, epicentro de la revuelta contra el régimen de Kadhafi.

Miles de vehículos, que crearon un embotellamiento gigantesco en esta ciudad, convergían hacia el centro mientras que en las mezquitas los muecines celebraban al unísono, y con rezos, la victoria.


Proyectadas en el muro blanco de un tribunal vecino, las imágenes de los combatientes rebeldes en la capital "liberada" suscitaban la aclamación entusiasta de los espectadores.

En cada rincón, balcón, ventana, fachada de edificio o en los vehículos, se podía ver la bandera con los colores del país de antes del golpe de Estado de 1969, rojo, verde y negro.

Soldados en uniforme o voluntarios regresados del frente disparaban al aire con sus fusiles kalashnikov, a veces incluso con ametralladoras de grueso calibre. Los barcos en el puerto vecino accionaban sus bocinas, mientras que los adolescentes hacían estallar bastones de dinamita en la playa vecina.

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