EFE
Tras meses de insultos y acusaciones y de una extrema crispación postelectoral por la victoria de Maduro en los comicios presidenciales de abril del año pasado -un resultado que Capriles no reconoce-, el gobernador del estado Miranda (centro) y el sucesor de Hugo Chávez se estrecharon hoy la mano.
El saludo fue breve y distante. Maduro dio la mano a quienes se encontraban en la primera fila de asientos colocados para asistir a la sesión realizada en Miraflores (sede de Gobierno); también alcanzó a los de la segunda línea y con más dificultad a quienes se encontraban aún más atrás, como era el caso de Capriles.
En la única mención indirecta a Capriles, en el momento en que aprobaba recursos extraordinarios para los diferentes estados del país, Maduro bromeó sobre el monto diciendo: “Vamos a tener que pedir prestado al Zulia, al Zulia y a Miranda”.
A diferencia de lo ocurrido hace un mes en otra reunión con alcaldes opositores, cuando intercambió opiniones e interactuó con los asistentes durante casi cinco horas, hoy habló sólo Maduro para proponer el inicio de un trabajo que “en un mes tenga resultados concretos en la práctica y en la formulación de una política” sobre el tema.
El presidente venezolano compartió con los asistentes su preocupación por la situación de la inseguridad llamándoles a trabajar de manera integral y coordenada en dar respuesta a un flagelo que, según el Gobierno, se cobró la vida de más de 11.000 personas el año pasado.
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