"Trabajo aquí desde hace cuatro años y temo perder el empleo"

Afirman que la última semana fue complicado entre el exceso de trabajo y el público impaciente | Foto: Omar Veliz

Empleados ponen en duda la promesa del gobierno, pues no previó el maltrato que recibieron del público

El Nacional

En los comercios de El Silencio y de la avenida San Martín las colas cesaron, pero quedó en los dueños la disyuntiva de si cierran, en los trabajadores la incertidumbre de si conservarán sus puestos como consecuencia de la falta de artefactos, y los mayoristas de mercancía no se han manifestado.

“Llamamos a los mayoristas, pero no atienden o dicen que intentemos luego”, dijo el encargado de una tienda que pidió no mencionar su nombre. Un empleado de almacén, que también solicitó omitir su nombre, refirió que “la última semana fue de pesadilla entre el exceso de trabajo y el público impaciente, algunos incluso agresivos”.

En otro comercio, un grupo de empleados expresó que la incertidumbre de conservar el empleo es su principal preocupación y dudan de la promesa del gobierno de garantizar su estabilidad, pues no tomó las previsiones para evitar el maltrato verbal del público y algunos miembros de las fuerzas del orden durante la liquidación.

 “Trabajo aquí desde hace cuatro años y temo perder el empleo”, señaló uno de ellos. Otro indicó: “Si no viene mercancía nueva habrá problemas. El dueño nos está pagando el salario y los aguinaldos, pero si en diciembre no hay ventas se complicarán las cosas”.

“Aunque otros comerciantes hablan de cierre, nosotros no lo vamos a hacer porque es nuestra forma de vida desde hace 40 años, cuando llegamos de Europa y Venezuela nos abrió las puertas”, dijo un propietario que atiende con su esposa el negocio, donde trabajan cuatro empleados que llevan con ellos entre 10 y 20 años.

Agregó que la gente compró todos los electrodomésticos a los precios fijados por Indepabis, e incluso “se llevaron sin pagar” aparatos pequeños como planchas, lo que obligó a amarrarlos a los muebles.

Golpe al empleo formal.  El coordinador del Frente Autónomo de Defensa del Empleo, el Salario y el Sindicato, Froilán Barrios, alertó que peligran 2 millones de empleos con la reducción de actividad en las tiendas que liquidaron su mercancía. “El gobierno ignora que 70% de los trabajadores formales laboran en pymes y pequeños comercios”, expresó.

El representante del Fadess afirmó que 2014 se presenta como un año de gran incertidumbre con medidas económicas para atacar a las empresas, pero que al final los grandes perjudicados son los trabajadores.

Refirió que en la oleada de compras, con grandes descuentos, de electrodomésticos, celulares, artículos electrónicos, textiles y calzado, entre otros, el personal de los comercios labora hasta 15 horas diarias sin los dos días continuos de descanso de la Ley Orgánica del Trabajo, y con el acoso de las personas en cola, el Indepabis y la fuerza militar y policial.

Barrios desestimó la promesa de Nicolás Maduro de garantizar la estabilidad laboral a los trabajadores, pues el Estado no puede absorber cientos de miles de pequeños comercios en toda la geografía nacional.

Sigue la presencia de Indepabis
La lupa del Instituto para la Defensa de las Personas en el Acceso a los Bienes y Servicios continúa en los locales de El Silencia y la avenida San Martín, los cuales tienen pegados a la entrada el papel que ordena la rebaja en los precios. “El Indepabis pasa por aquí constantemente”, dijo un comerciante que pidió no mencionar su nombre.

No obstante, los consumidores que recorren las tiendas casi vacías preguntan con recelo si los precios pegados a los artículos son los que fijó el organismo gubernamental. En los comercios todavía están a la venta algunas cocinas de gas pequeñas (cuatro hornillas) y portátiles, congeladores, neveras pequeñas y medianas y lavadoras semiautomáticas.

En los establecimientos que venden televisores se agotaron, pero aún ofrecen ventiladores.

En los dueños y empleados de los negocios de la avenida San Martín todavía se siente el impacto causado por la muerte de un comerciante de origen árabe a quien obligaron a abrir el local bajo la amenaza del público de romperle la santamaría para irrumpir en el local. El hecho ocurrió la semana pasada y el hombre falleció de un infarto.

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