¿Por qué la policía respondió con tanta fuerza a las protestas en Brasil?

Las denuncias de uso excesivo de la fuerza policial fueron frecuentes en primeras las protestas en Sao Paulo, Río de Janeiro y otras ciudades brasileñas contra la subida del precio del transporte colectivo y los costos del Mundial de fútbol 2014.

BBC MUNDO

Con las manifestaciones escenificadas este lunes por un movimiento sin liderazgo claro, muchos temieron que la violencia se repitiera pese a que el gobierno de Sao Paulo descartó el uso de balas de goma o de la Tropa de Choque, la unidad antidisturbios en el centro de la polémica.

Pero esos temores no se verificaron este martes, pues en las manifestaciones en Brasilia, Sao Paolo, Rio de Janeiro y Belem los agentes decidieron usar tácticas diferentes, como mantener los piquetes policiales más alejados de las concentraciones y no recurrir a las balas de goma, salvo que se estuviera destruyendo propiedad pública y privada.

Según expertos, los episodios recientes muestran un desconcierto de las autoridades brasileñas para lidiar con protestas callejeras atípicas en este país y exponen una herencia que la policía arrastra del gobierno militar (1964-1985).

"Aún no conseguimos encontrar el papel de la policía en el marco de la democracia", dijo Luciana Guimarães, directora de Sou da Paz, un instituto especializado en políticas públicas de seguridad, con sede en Sao Paulo.

"Violencia policial"

Guimarães afirmó que en Brasil hay resquicios de la época de la dictadura en que la policía actuaba "a favor del Estado y contra las personas", y que el entrenamiento tipo militar de los efectivos hoy dificulta los cambios en seguridad.


"Por toda esa historia, las organizaciones más progresistas, comprometidas con derechos civiles y una agenda de democracia, también niegan la existencia de la policía y en ese sentido no ayudan a construir una nueva policía", agregó en diálogo con BBC Mundo.

Sao Paulo es la ciudad brasileña donde ocurrieron los peores hechos de violencia en protestas recientes por el aumento de la tarifa de autobús organizadas por un grupo llamado Movimiento Pase Libre, que se extendieron a otras urbes.

El jueves, en la cuarta protesta de este tipo en Sao Paulo hubo cerca de un centenar de heridos (entre ellos varios periodistas) y más de 190 detenidos.

Algunos reportes de prensa, entre ellos del columnista Elio Gaspari, del diario Folha de Sao Paulo, indican que los disturbios los iniciaron efectivos de la Tropa de Choque que tiraron bombas de gas lacrimógeno a manifestantes, sin aviso.

El ministro brasileño de Justicia, José Eduardo Cardozo, que antes había ofrecido apoyo al gobierno paulista para lidiar con las protestas, advirtió el viernes que eran inaceptables los "abusos" y la "violencia policial".
"Es muy importante que nuestros cuerpos de seguridad sepan localizarse dentro de la democracia", afirmó Cardozo en rueda de prensa.

"Recibes balas"

En Brasilia y Río de Janeiro la policía militar también usó gases lacrimógenos y balas de goma para dispersar protestas organizadas el fin de semana antes de los partidos de la Copa Confederaciones, cerca de los estadios.


Eso provocó escenas de pánico y confusión cuando manifestantes pero también hinchas locales y extranjeros que procuraban asistir a los juegos fueron afectados por los gases.

En Brasilia hubo una treintena de heridos y unos 20 detenidos el sábado, mientras en Río de Janeiro se reportaron ocho detenidos el domingo.
"Venimos a protestar y ¿qué ocurre? Recibes balas.

Nadie aquí es bandido o vándalo", dijo Marcos Aurelio Silva, un estudiante de derecho que participaba de la manifestación cerca del estadio Maracaná, a BBC Mundo.

"Cosa curiosa"

Las autoridades estatales y policiales han justificado el accionar policial durante las protestas que han reunido a cientos o algunos miles de personas como máximo, en su mayoría jóvenes al canto de "sin violencia".


El gobernador de Sao Paulo, Geraldo Alckmin, sostuvo que su estado tiene "la mejor policía de Brasil" y atribuyó a los manifestantes actos de vandalismo, violencia e intereses políticos.

Y el coronel Frederico Caldas, portavoz de la policía militar de Río, calificó como positiva la respuesta a la protesta en los alrededores de Maracaná para garantizar la viabilidad del evento deportivo.

"Vamos a imaginar que (los manifestantes) cerrasen una calle y que uno de los equipos no pasase. Nuestra responsabilidad era con 70 mil personas que estaban en Maracaná", dijo Caldas citado por el portal de noticias G1 de Globo.

En las protestas de Sao Paulo o Río hubo varios jóvenes que arrojaron piedras a la policía y pintaron o destruyeron bienes públicos, pero los expertos hablan de un uso desproporcionado de la fuerza por parte de la policía.

"Es una cosa curiosa: la agencia (a cargo) de seguridad acaba produciendo inseguridad", indicó João Trajano, cientista político y coordinador del Laboratorio de análisis de la violencia en la Universidad Estatal de Río de Janeiro (UERJ).

"Cadena de comando"

Trajano afirmó que "lo que se está revelando es una dificultad por parte de las autoridades en lidiar con manifestaciones como estas, de masas.

"Son situaciones en que la cadena de comando tiene que funcionar y eso comienza por el tope de la jerarquía, que es el gobierno estatal", le dijo el experto a BBC Mundo.

En Brasil, cada estado es responsable de la actuación de la policía militar en su territorio.

Viviane Cubas, investigadora del Núcleo de Estudios de Violencia en la Universidad de Sao Paulo, recordó que los problemas del accionar policial en el país no se circunscriben al tema de las protestas callejeras.

"La violencia es lo que está presente cotidianamente en las interacciones de la policía con los ciudadanos", dijo. "Aquí la fuerza parece ser usada más como patrón que como recurso extraordinario, y el control es muy débil".

Agregó que "buena parte de la población apoya ese tipo de acción", lo que vuelve aún más complicado enfrentar el problema.

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