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Fotos: Edixon Gámez
Desde hace años los vecinos de la ribera han visto
cómo el lago se traga parte de la ciudad cota a cota.
Sin brisa que causara oleaje ni lluvias, el agua del Lago de Valencia
comenzó a filtrarse debajo de las casas y aceras del sur de Maracay. Hace
una semana se declaró la emergencia en la zona y se inició el desalojo de 8.551
personas, pero desde hace años los vecinos de la ribera han visto cómo el lago
se traga parte de la ciudad cota a cota.
El estuario, también llamado Tacarigua, es casi del tamaño de
Maracay y cubre una superficie de 3.159 kilómetros cuadrados. La cuenca
recibe aportes de 17 ríos, de la lluvia y de las aguas servidas de
Maracay y 30% de las de Carabobo.
Pero el aumento del nivel del lago, que hoy expulsa a varias comunidades, tiene
otra explicación para el maracayero. Dicen que en otra época, el lago llegaba
hasta lo que hoy es la avenida Aragua.
La construcción de viviendas en
La Punta y Mata Redonda comenzó en los años 70 y 80, sin que las
autoridades de la época -por desconocimiento u omisión- advirtieran que se
erigían sobre el lecho del lago.
Tres décadas después, sus habitantes lograron una sentencia del Tribunal Supremo
de Justicia en la cual se ordena la indemnización de las casas por parte del
Estado. Unas 623 familas lograron cobrar e irse durante la gestión de Didalco
Bolívar. Otros, como Ana María Destro, aún exigen el cumplimiento del dictamen.
"Quieren desalojarnos pero no vamos a irnos sin las
indemnizaciones".
Lugares borrados. En los sectores populares el
panorama es agridulce. No forman parte del grupo que ejerció acciones legales y
esperan la adjudicación por parte del Ministerio de Vivienda.
"De
Brisas del Lago ya se ha ido un gentío -explica Marbella Seijas de Martínez. Yo
llegué aquí cuando tenía 14 años y ya voy a cumplir 60. Pero por el bien de
todos es mejor salir de aquí".
La avenida Mérida, la principal de Brisas del Lago, hasta hace unos años llegaba
hasta la famosa Redoma del Indio, un sitio turístico que tenía un mirador donde
se reunían las familias a preparar sancochos, jugar bolas criollas, hacer
deporte y pasar un rato ameno. Nada de eso existe ahora. Todo fue paulatinamente
colmado por el lago, la lemna y las aguas servidas que aporta el río
Guey.
"Recuerdo todo lo bueno que había aquí, esta era una zona
turística. Tengo un negocio de empanadas que es mi sustento, pero nos tenemos
que ir porque no aguantamos otro palo de agua", comentó Seijas.
Olimpia
Romero llegó a este sector en 1982. Con esfuerzo construyó una casa de dos
plantas, de la cual no queda ni la seña pues el lago se metió y tuvo que
desalojar en 2011. En julio de este año le adjudicaron una vivienda. "Nosotros
somos los culpables de esta situación porque le invadimos el espacio al
lago".
Francisco Fajardo recuerda otra vista de la zona, de cuanto se
instaló en 1979. "Uno se paraba en el mirador y el lago se veía a 1 kilómetros
de distancia, el nivel era bajo. Nadie pensó que podría ocurrir esto".
En Brisas del Lago ya han desaparecido los sectores El Topochal,
Toronjal, parte de El Indio, el puerto de lanchas, Residencias El Lago y la
estatua del cacique que fue sacada para que que no naufragara. Aún quedan casi 2
mil personas en riesgo en El Aserradero, El Indio y Creación Humberto Prieto.
Entre maracayeros hay un dicho fatalista: un día el lago se va a tragar
Maracay.
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