"Es más fácil evaluar los derechos humanos en Birmania que en Venezuela"

Paulo Sergio Pinheiro, de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos encargado de casos de Venezuela

ElNacional.com

Paulo Sergio Pinheiro lamenta que no puede verificar avances estatales en la reducción de la pobreza. El abogado brasileño afirmó que ningún otro país miembro de la OEA cierra las puertas a la CIDH.

 En los últimos seis años el brasileño Paulo Sergio Pinheiro ha sido el integrante de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos encargado de los casos de Venezuela. Faltan nueve meses para que termine su mandato, pero desde ya está resignado a la sostenida negativa del Gobierno a una visita de las autoridades de la Comisión para evaluar más directamente la situación de los derechos humanos en el país.


"Se nos ha acusado de estar sometidos a controles externos y tener animadversión hacia Venezuela. Pero le he explicado de todas las formas posibles al agente del Estado, Germán Saltrón, que no es cierto. La Comisión se ocupa de todos los países partes de la Convención Americana sobre Derechos Humanos y Venezuela no necesariamente recibe atención prioritaria, lo cual se puede verificar mediante el número de casos de ese país admitidos. Es fantasioso afirmar que la Comisión es una marioneta del imperio", aseguró Pinheiro.

­¿Qué ganaría o perdería la sociedad venezolana con una visita de la Comisión Interamericana al país? ­Venezuela es el único Estado que rehúsa la presencia de los integrantes de la Comisión y de los relatores temáticos, por ejemplo, el relator sobre libertad de expresión. Está el caso sui generis de Cuba, cuya relación con la OEA no está normalizada, y el de Honduras, que está suspendida.

De los otros 33 estados ningún otro pone obstáculos, sólo Venezuela. Para mí, que soy el relator de Venezuela y ridículamente no puedo entrar a ese país, han sido 7 años perdidos. Como representante de la ONU pude entrar en Birmania ­sometida a una dictadura castrense desde 1962­ y no a Venezuela. Es lamentable que sea más fácil evaluar los derechos humanos en Birmania que en Venezuela.

­¿Y qué pierden los venezolanos? ­Todos pierden. Incluso las autoridades estatales, pues no nos permiten verificar directamente los avances que ha habido en Venezuela, por ejemplo, en cuanto al cumplimiento de las Metas del Milenio para la reducción de la pobreza.

­¿Cuál ha sido el impacto real del informe de la CIDH sobre Venezuela publicado en 2009? ­Más de la mitad de ese informe es positivo. Hay problemas graves. Por ejemplo, no es común en la región el cierre de medios de comunicación. Igual reconocemos avances en materia de derechos económicos, sociales y culturales. Las misiones también son interesantes, pero queremos ver con nuestros propios ojos cómo funcionan. Aunque tenemos un conocimiento suficiente de lo que ocurre en Venezuela, preferiríamos contar con mayor información oficial. Sin embargo, persisten las tensiones.

­¿Cómo evalúa la CIDH el reiterado incumplimiento de las recomendaciones que formula al Estado y, en particular, las medidas de protección a las víctimas de violaciones de derechos humanos? ­Todos los países cumplen, aunque estén en situaciones más complejas. La excepción es Venezuela.

¿Cómo se explica el desacato? ¿Qué hay detrás de la figuración como un país irreverente? ­No soy psicoanalista de los Estados y me niego a patologizar a Venezuela, pero es el único país del continente que se niega a cumplir sus obligaciones.

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