“Yorly jamás fue una mujer agresiva”

Actualizado el 7 de octubre de 2010



PANORAMAMawampy Bonillo

Los familiares y amigos estaban sorprendidos. Sepultaron juntos a madre e hijo ayer en Mérida.

“Yorly era callada, demasiado callada…”, así la describen quienes conocieron a Yorly Monsalve Colmenares, de 29 años, la funcionaria de Polimérida que vistió a su hijo de Nazareno, lo ahorcó y luego se quitó la vida.

“Nosotros la llamábamos ‘La soldado’ porque parecía un soldadito, siempre cumplía sus funciones… Jamás fue agresiva, era muy alegre y colaboradora (…) Con la educación por delante”, recuerda con tristeza, y aún sorprendida, Yaneira Arocha, funcionaria del mismo cuerpo policial y confidente de Yorly.
Ayer, en la mañana, los amigos de madre e hijo se reunieron para despedirlos. Efraín Monsalve, de seis años, fue llevado, a las 11:00 am, al colegio católico Seráfico, donde profesores y compañeros de clases le dijeron adiós con una emotiva misa. Mientras que a Yorly la llevaron al comando de Polimérida.

Finalmente, a las 3:00 de la tarde, la carroza fúnebre partió hasta el cementerio Jardines La Inmaculada, donde fueron sepultados juntos.

“Ella estaba sufriendo de una depresión reactiva por la muerte de su bebé. Estaba siguiendo tratamiento psiquiátrico”, detalló Carmen Sánchez, médico laboral de Polimérida y quien trató por vez primera, la sintomatología que desde enero comenzó a presentar la distinguida.
En el 2009, Yorly quedó embarazada de su segunda pareja, pero al feto le fue diagnosticado anencefalia y murió cerca de los siete u ochos meses de gestación, explicó Sánchez.
Yorly contó a su amiga, en repetidas ocasiones, que se sentía incomprendida por su actual pareja. “Me decía que lloraba mucho y que eso le estaba ocasionando problemas en su relación”, explicó Arocha.

Por recomendaciones médicas y de sus amistades, Yorly comenzó a tratarse con una psiquiatra que le recetó medicamentos aunado a reposo de un mes.

“La última vez que hablamos fue hace como tres meses. Me dijo que estaba cansada de estar en la casa y estaba contenta porque la psiquiatra le había bajado la dosis de medicamentos. Quería volver a trabajar. Yo le recomendé que pidiera asignación en una oficina o en una casilla policial, sin guardias nocturnas.

Pero ella soñaba con ser del Grupo de Reacción Inmediata (Grim) y solicitó el cambio. Después no nos volvimos a ver”, relató Arocha.
El pasado martes, Yorly estaba suspendida. Esta vez no era por causas psicológicas, sino físicas. Se lesionó una rodilla al caer de una moto y se recuperaba de la operación. “A este tipo de pacientes la actividad es lo que los mantiene alejados de los cuadros depresivos. De reposo y solos, la mente les empieza a funcionar más de la cuenta”, explicó la médico, quien desde principios de este año no volvió a ver a Yorly.

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