José Antonio Serrano: El Centro de Microscopía Electrónica de la ULA es un esfuerzo colectivo


El profesor José Antonio Serrano fue el responsable de elaborar el proyecto de organización y puesta en marcha del Centro de Microscopía Electrónica de la ULA (Fotografía Ramón Pico)



Adriana Heras


A 41 años de la creación del Centro de Microscopía Electrónica de la Universidad de Los Andes (CME), el profesor José Antonio Serrano, de la Facultad de Medicina –pieza clave en el proceso de fundación de esta dependencia-, considera que es preciso hacer un recuento de los orígenes de este instituto de investigación.

El año 1968 figura en la historia como la época en que se funda este centro, gracias al esfuerzo y visión de Pedro Rincón Gutiérrez, Rector de Rectores, quien impulsó en la ULA la creación de nuevos institutos, centros de investigación y de la Facultad de Ciencias.

-¿Cuál fue, en esencia, el motivo para crear en la Universidad de Los Andes el CME?

En los años 1966-1967 el doctor Rincón Gutiérrez encomienda al doctor Marcelo Guillén, investigador del Departamento de Física del Instituto Venezolano de Investigaciones Científicas (Ivic), la organización, planificación y fundación del Centro de Ciencias que fue la base para la creación de la Facultad de Ciencias. También se le asigna la labor de formar en la ULA el Centro de Microscopía Electrónica.

En ese momento Guillén toma en cuenta la propuesta del doctor Julio Sosa -quien vino a Mérida proveniente de Uruguay- cuyo sueño era adquirir un Microscopio Electrónico para optimizar sus labores de enseñanza e investigación en la Cátedra de Histología.

El doctor Marcelo Guillén, encargado de organizar el CME a pedido del doctor Rincón Gutiérrez, inicia los pasos para su creación como parte de la política de renovación y crecimiento de la ULA que, para ese entonces, se impulsaba desde el Rectorado.

-Con la creación del CME ¿Cuáles eran los beneficios que se vislumbraban para docentes, estudiantes y población en general?

-El centro se crea como parte de una política de modernización de la ULA, con la intención de mejorar la calidad de la docencia y de impulsar la investigación en el campo de la Ultraestructura. Esto repercutirá en la calidad de servicios y del conocimiento que se genera desde la universidad con sus consiguientes impactos futuros.

-¿Qué papel jugó el personal del Ivic en el proceso de conformación del CME?

El doctor Marcelo Guillén trabajaba en el Departamento de Física del Ivic y su tarea fue buscar potenciales profesores para el Centro de Ciencias. Desde la Facultad de Ciencias de la UCV también se recibió todo el apoyo posible para la gestión inicial del CME. Se me designó como asistente y fue mi persona quien elaboró el proyecto de organización y puesta en marcha del centro. Este proyecto fue aprobado, tanto por el Ivic como por la ULA, de forma que entre los años 1967 y 1968 se dio prosecución a todos los pasos necesarios para la instalación física del CME en Mérida. A través del Ivic se recibió apoyo y sus integrantes, en conjunto con la ULA, fueron copartícipes de la constitución del centro.

-¿Cómo fue la experiencia de formar a los estudiantes en el campo de la Microscopía Electrónica? ¿Por qué se hizo a través de un grupo multidisciplinario (Farmacia, Odontología y Medicina)?

El CME estaba constituido también por los estudiantes de pregrado y otros ya graduados. La formación se orientó hacia un personal universitario dedicado a la docencia y la investigación de la Microscopía Electrónica y la Ultraestructura. Se hizo de manera multidisciplinaria para que participaran profesores de diversas facultades que luego se incorporarían a sus dependencias para continuar el proceso de crecimiento del conocimiento, teniendo como centro de apoyo y de operaciones al CME.

- ¿Cuáles fueron las líneas de investigación que se propusieron en el CME? ¿Se mantienen aún?

Las líneas de estudio iniciales fueron las del doctor Sosa en el campo de la Histología y en la evolución y diferenciación del tejido nervioso. Las emprendidas por mi persona se dirigieron hacia el campo de la Ultraestructura y a la relación huésped-parásito de Actinomicetales en particular de la Nocardia. El doctor Ernesto Palacios Prü, al hacerse cargo del CME, orientó la línea central de investigación hacia la Neurobiología, dando asistencia a otros investigadores.

-¿Fue difícil el proceso de publicación de libros y manuales?

La ciencia en nuestro medio es una aproximación al conocimiento. Siempre le decía a mis estudiantes: “somos como topos que trabajamos bajo tierra y de vez en cuando nos asomamos a la superficie a ver como están las cosas y averiguar con quién podemos hablar para unir esfuerzos en el desarrollo del conocimiento y si el ambiente no es nada grato, hay que meterse en la madriguera y seguir trabajando y trabajando para hacer ciencia en nuestros países”. Es una labor de titanes y de personas con ganas de contribuir con los cambios en el pensamiento. Hacer un libro, manual o revista es trabajo de gente comprometida con el éxito de sus sueños en bien del colectivo.

-¿Quiénes fueron los responsables del proceso de expansión o desarrollo del CME: sus docentes, sus directivos, sus estudiantes, los resultados de las investigaciones?

Entre los años 1967 a 1974, en mi función de coordinador de proyectos de formación e investigación y como parte del cuerpo directivo del centro, se hizo todo lo posible por desarrollar docencia e investigación de calidad. Esto permitió que se institucionalizara en la ULA un Centro de Investigaciones en Ultraestructura y se expandiera la enseñanza de la misma, hecho que se dio de manera inicial en el CME y en la Facultad de Ciencias.

-¿Podría contarnos su experiencia como editor-coordinador de la revista de Microscopía Electrónica y como coordinador de la Primera Conferencia Internacional sobre la Biología de Nocardia? ¿Fue un esfuerzo individual?

Puede decirse que fue un empeño de mi parte. Vale resaltar que ya se cumplieron 25 años de la Primera Conferencia Internacional sobre la Biología de Nocardia celebrada en Mérida, la cual dio origen a los simposios internacionales sobre la Biología de Actinomicetos que se han desarrollado también en Polonia, México, Alemania, Hungría, Inglaterra, Grecia, Japón, China, Australia, Francia, Estados Unidos y Canadá. De estas reuniones han surgido libros, manuales, videos y se ha constituido el Grupo Internacional de Investigadores sobre Actinomicetos Patógenos.

La edición de la Revista de Microscopia Electrónica implicó un esfuerzo de investigadores soñadores y firmes creyentes en el desarrollo de la ciencia y del conocimiento en nuestros países y ese esfuerzo está vivo y se mantiene hoy en día.

El trabajo de un pionero es desprendido y está puesto al servicio del conocimiento, de la tecnología y de la modernización de la ciencia. Es el trabajo de soñadores que están presentes en nuestra universidad y que contra viento y marea siguen ahí presentes y convencidos de la importancia del desarrollo y crecimiento de la ULA y, por ende, del país y de la región latinoamericana, comulgando así con lo universal del conocimiento y de la ciencia. (Prensa ULA)

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