Vizquel empató a Aparicio




**** El caraqueño alcanzó la marca de 2.677 imparables que logró Luis Aparicio en su carrera y completó una de las últimas metas que le quedaban en las mayores: la de coronarse junto al zuliano inmortal, 36 años después del retiro del único criollo que tiene una placa en el Salón de la Fama de Cooperstown.


Omar Vizquel vivió ayer una jornada de emociones intensas y encontradas, el día en que se convirtió en el rey del hit en Venezuela.
El caraqueño alcanzó la marca de 2.677 imparables que logró Luis Aparicio en su carrera y completó una de las últimas metas que le quedaban en las mayores: la de coronarse junto al zuliano inmortal, 36 años después del retiro del único criollo que tiene una placa en el Salón de la Fama de Cooperstown.

"Es increíble que esto lo haya logrado alguien que aprendió a batear a la zurda a los 20 años de edad", dijo sobre sí mismo Vizquel. "Cuando llegué a primera, pensé en el día que mis padres me llevaron a un campo de pelota, en todo lo que hicieron por mí. Es increíble estar al lado de alguien que parecía inalcanzable".

El torpedero dio el batazo más esperado por él esta temporada a las 8:25 de la tarde tejana, 8:55 de la noche en Venezuela.

La salva de aplausos con que el público recibió el incogible ante Russ Ortiz, en cuenta de 2 y 0, en el quinto inning, hizo ver que la asistencia sabía de la hazaña en ciernes.

Fue la tercera ovación en pie para la tribuna en la jornada. Las otras las recibió Iván Rodríguez, antigua figura de los vigilantes y actual careta de Houston, quien implantó en el encuentro un récord de 2.227 juegos disputados por un receptor, registro hasta ayer compartido con otro inmortal, Carlton Fisk.

El choque, ganado por los Rangers a los Astros en 10 episodios, 5-4, tuvo un desenlace agridulce para Vizquel, quien debía batear con dos outs en el noveno, con la pizarra empatada a 4 y Marlon Byrd como corredor en segunda. Pero el manager Ron Washington prefirió a Andruw Jones como emergente por el capitalino y el curazoleño falló.

"Todavía no entiendo por qué me sacó, pero él es el hombre, seguramente tendría un plan", indicó el émulo de Aparicio, quien se fue de 3-1. "Ahora me puso más presión. Quería dar los dos hoy y salir de eso de una vez".

Vizquel guardó la pelota con devoción, aunque Jones no descorchó una botella de champaña que había prometido para la ocasión. Ha debido hacerlo, si oye la razón que dio el toletero ambidiestro para justificar su alegría: "En mi país, Aparicio es como un dios". (EL NACIONAL)

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