Chavismo = fracaso



TalCualDigital

El mito de la revolución clásica lleva inevitablemente al fracaso. Puede que el cierre de Globovisión les de para un orgasmo y la ley para controlar la televisión por cable les brinde otro momento de felicidad. Pero, están condenados al fregadero de la historia. Según Félix Seijas el quiebre del discurso chavista es irreversible. Más del 60% cree que Chávez debe llegar al 2012 y más nunca


El mito de la revolución tiene atrapado al chavismo y, como muchos otros de sus predecesores en eso del socialismo, en vez de construir una sociedad más justa van directo a instaurar una nueva y contemporánea forma de dictadura.

Eso de hacer la revolución en términos clásicos conduce siempre a los mismos dilemas. Al principio de trata de liberar al pueblo de la pobreza, de luchar contra la injusticia y buscar mejores formas de repartir la riqueza.

Pero siempre, al final, se termina en gobiernos caracterizados por la represión. En un liderazgo desconfiado y obsesivo que cree que todo aquel que se le opone es una traidor, un vendido al imperialismo, un contrarrevolucionario que merece la cárcel y hasta la muerte.

Con la excusa de que hay una permanente conspiración montada por los viejas oligarquías que han sido desplazadas del poder, se coloniza la sociedad, se le impone a la natural pluralidad social una rígida hegemonía de pensamiento. Entonces en vez de liberar a la gente se le aprisiona.

Bajo la mitología revolucionaria clásica se cree que la democracia y la libertad son conceptos de las clases dominantes, y que los medios de comunicación son simples armas para sustentar la explotación a que estos señores, los ricos, tienen sometido al pobre e indefenso pueblo.

Bajo esa manera de ver las cosas se justifica el cierre de periódicos, radios, televisoras y el enjuiciamiento de la disidencia. Total son actos justos que solo buscan defender la revolución y sus buenos propósitos, acabar con la impunidad de los poderosos.

Así es como los chavistas tratan a Guillermo Zuloaga, como lo hubiera hecho Lenin o algún otro pensador de hace no se cuantos siglos atrás. Aunque le cueste creerlo, para los revolucionarios clásicos no hay más escenarios sino aquellos que fueron descritos por los teóricos del pasado.

Ellos, que hablan del constante movimiento de la historia, se niegan a ver a la sociedad globalizada de hoy como lo que es. La estereotipan y no hay manera que entiendan como ha cambiado el planeta desde Marx a hoy. Las empresas no son la misma fabriquita familiar de antes y los medios se han desarrollado para terminar en redes que agrupan formas novedosas de organización social por Internet.

El dilema para los socialistas modernos es desde hace ya rato, óigase bien, como convivir con la diferencia. Como producir igualdad de condiciones para todos los grupos sociales. Como armonizar el desarrollo, generar dialogo y paz entre factores tan disímiles como los que habitan cualquier país.

Por eso para Lula o la Bachelet cerrar medios es algo negado, un principio irrompible bajo cualquier situación. Para esa tendencia no hay socialismo sin libertad. En cambio para los revolucionarios clásicos es hasta un orgullo que existan solo medios oficiales.

No es casual que a Chávez, Correa, Ortega y a Evo les haya dado la moda de amenazar a los medios. Como quiera que la llegada al Obama a la Casa Blanca les enredo el discurso antiimperialista, el vacío, la necesidad de confortar un enemigo simplemente lo llenan enfilando sus baterías contra impresos y televisoras.

Qué lamentable es la cayapa que le tiene el chavismo montada a Globovisión. Ellos juran que se la están comiendo, que defienden la revolución de los contra, sin embargo lo que están haciendo es una cobardía.

Da asco. Es el Presidente, el Tribunal Supremo, la AN, la fiscalía, la Defensoría, el PSUV, los canales del estado, el Seniat, Conatel, los grupos de presión, todo para cerrar un medio que frente al inmenso poder del estado no representa casi nada.

El mito de la revolución clásica lleva inevitablemente al fracaso. Puede que el cierre de Globovisión les de para un orgasmo y la ley para controlar la televisión por cable les brinde otro momento de felicidad. Pero, están condenados al fregadero de la historia. Según Félix Seijas el quiebre del discurso chavista es irreversible. Más del 60% cree que Chávez debe llegar al 2012 y más nunca.

Lo peor para el chavismo es que terminaron siendo lo que la oposición decía que eran. Más temprano que tarde la gran mayoría los mirará como unos autoritarios feos. Muy lejos de la visión progresistas que ellos dicen representar. Como a enfermos capaces de controlar hasta la enseñanza de los niños en las escuelas.

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